El futuro del maíz nativo boliviano

Mazorcas de maíz nativo guaraní.

En octubre del 2018 viajamos en busca de semillas de maíz nativo boliviano a lo largo del río Parapetí (departamento de Santa Cruz), específicamente por las comunidades guaraníes de Pirití, Akae, Catuari, Tacurú y Taputamí. Nuestro recorrido continuó por Tarenda, en Charagua sur, y luego por las localidades de Timboycito, Macharetí, Isipotindi y Salinas al sur de Camiri.

Esta es la tercera expedición SOS MAÍZ BOLIVIA (1) que organizamos junto a la Ong CIPCA-Cordillera a fin de estudiar el estado del maíz nativo en la zona del Chaco boliviano.

De especial interés para nuestro grupo de trabajo es verificar la erosión genética (2) de las variedades nativas de maíz que cultivan las familias guaraníes así como el probable grado de contaminación de las mismas, como consecuencia de la penetración ilegal en el país de maíz transgénico. (3)

Semillas Nativas de Maíz en el Chaco boliviano
Las variedades de maíz se pueden clasificar según la dureza, y color del grano y las comunidades guaraníes aún suelen referirse a ellas en su idioma originario. Por ejemplo, los maíces duros son el avatiu o maíz negro, el avatikuimbae o maíz amarillo, el avatitivae o maíz perla. Entre las variedades de maíz blando se encuentra el amarillo o avatiyu tatavae entre otras. Como cada una de estas variedades tiene un uso específico en la dieta alimentaria de las familias guaraníes, ellas son vitales para la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades. (4)

En entrevista realizada previamente al investigador del maíz y de la cultura guaraní José Ledezma (5) habíamos aprendido sobre unas 18 variedades conocidas y utilizadas por las comunidades de la región, las cuales hoy están amenazadas y en peligro de desaparecer. Algunas como el avatirapua (6) ya no se encuentran más y la única posibilidad de rescatarla sería buscar en bancos de germoplasma nacionales como INIAF o extranjeros como el CYMMT de México. (7)

Cultivos diversificados
Don Abdón Villarroel es un pequeño productor de maíz en la comunidad Pirití, al norte de Charagua. “Este año estoy sembrando blando amarillo” nos cuenta. “Mi esposa tiene una tienda donde vende repostería de masitas. El maíz que producimos nosotros yo sé que lo podemos cocinar, comer y vender con confianza ya que no tiene venenos. Son productos nativos y sanos. El zapallito se siembra junto al frejol y al maíz, para comer nosotros y los animales también”.

Agricultor Abdón Villarroel de la comunidad Pirití.

Las prácticas tradicionales agrícolas del pueblo guaraní incluyen principios agroecológicos como la rotación de cultivos y una estrategia de cultivos asociados, como el maíz, el joco (zapallo), y la cumanda (frejol). Este método de siembra es de mutuo beneficio para las plantas ya que al cultivarlas en forma cercana se mantiene mejor la cobertura vegetal del suelo, conservando la humedad y dificultando el crecimiento de la maleza. Además, el sistema genera un buen rendimiento para uso familiar y favorece la conservación de la agrobiodiversidad, lo que a su vez facilita el control de las plagas. (8)

“Antes cultivábamos el Cubano blanco, el Perla y el Blando. Después apareció el Suwan que ya no se encuentra. Van saliendo otras variedades más rentables, variedades híbridas, y se abandonan las nativas”, dice David Carrasco quien desde que recuerda ha vivido de la siembra del maíz. “Nosotros usamos mucho el Perla. El Blando necesita bastante agua así es que no lo cultivamos ahora. Usamos químicos sólo cuando entra el gusano. También usamos cal y ceniza”.

Troje en la comunidad Akae.

En la comunidad Akae don Florencio Altamirano tiene diferentes trojes (9) donde almacena en sacos las semillas seleccionadas de sus mejores mazorcas para la venta y cultivo propio. Recoge un puñado de cada saco y las exhibe con orgullo contándonos la historia de cada una. “El Perla nos lo donó el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), los menonitas lo buscan y así lo puedo vender como semilla. Es resistente a la lluvia. Se ocupa bastante para hacer somó y locro, es muy requerido en la casa, para la familia”. “El Blando lo ocupo para hacer harina. Es muy cotizado para hacer bizcochos para comer y para vender. Es un cultivo delicado que sufre con la falta de lluvias”. Un año sembré híbrido y no me gustó su desempeño. No apliqué los químicos que me aconsejaban los técnicos para no dañar la tierra”.

En la comunidad Akae también se cultiva maní, sésamo, chía, frejol, zapallo, camote, yuca, caña y hay árboles frutales.

Don Florencio Altamirano agricultor de la comunidad de Akae.

La diversificación de los cultivos es la clave de la subsistencia familiar campesina. Así, en momentos en que hay aumento en los precios de los alimentos, las familias consiguen contener el gasto. Igualmente, en caso de sequía o exceso de lluvia siempre va a haber algún cultivo que resista estas condiciones adversas y donde la familia consiga el sustento necesario para su sobrevivencia.

En medio de un campo recién cosechado encontramos a Marcela Gallardo de la comunidad Tacurú, desgranando las mazorcas del maíz para guardar el grano. La diversidad de preparaciones a partir del maíz se hace evidente cuando las mujeres nos relatan los usos del grano. “Con en el maíz Perla se hace la chicha, el frangollo, harina y como alimento para las gallinas. El frangollo se consume con frejol o charque. En el tacú (10) se muele para pelarlo. Luego hay que cernir, secar al sol, lavar y otra vez en el tacú. Es un proceso largo y que requiere paciencia, tiempo y experiencia”.

Marcela Gallardo, comunidad Tacurú.

Más al sur, cercano al río Parapetí, se encuentra la comunidad Tarenda donde siembran una variedad de maíz llamada Gateado. “El Gateado es el mejor maíz que tenemos, no tiene problemas con la sequía. Tiene muchos usos y los animales se mantienen sanos. Cuando usamos el híbrido se nos enfermaron los pollitos” cuenta Marco Sambaquiri, productor local que tiene entre sus objetivos seleccionar semilla para compartir con otros compañeros de las comunidades aledañas. En su parcela además tiene diferentes árboles frutales que cuentan con irrigación. “Esta agüita que llega por las acequias proviene del río Parapetí, a dos kilómetros y nos permite también regar unos árboles para tener fruta. Antes uno tenía que salir a buscar trabajo afuera. Ahora podemos vivir del maíz”.

Marco Sambaquiri, agricultor de la localidad de Tarenda.

Soberanía alimentaria
En los últimos años la agricultura familiar campesina ha enfrentado nuevos retos y desafíos. La semilla híbrida ha vendido a reemplazar las variedades nativas ofreciendo mayores rendimientos pero demandando mayores sacrificios al productor a causa de los costos de la semilla, fertilizantes y químicos para contener las plagas. Igualmente, la introducción de semilla transgénica no hace sino empeorar este escenario de costos económicos e impactos ambientales en dramático aumento.

La tierra, la semilla y el agua son los pilares de la soberanía alimentaria, así como el conocimiento traspasado de generación en generación entre las familias indígenas de Bolivia, de nuestro continente y de todo el mundo.

“La semillas nativa que tenemos ya es muy poca” cuenta Crispín Rojas de la comunidad Timboycito, Capitanía Macharetí, al sur de Camiri. “El Avatirai era una variedad ‘breve’ que daba a los 60 días. Del maíz blando tenemos dos variedades, una que le decimos maíz blando grande y el pequeño que le decimos “gualleto”. El overo todavía hay. Tenemos un maíz que le decimos “dominguillo” de grano chico. La variedades que nosotros como pueblo guaraní manejamos son varias pero tenemos que sembrar alejados de los que siembran semilla híbrida para mantenerla pura”.

Del mismo parecer es Santos Gómez de la comunidad Isipotindi. “Estoy sembrando maíz perla del grano pequeño y el perla del grano grande, también el amarillo. Hemos visto que cuando teníamos híbridos nuestra semilla nativa se fue cruzando y fue degenerando. Ya casi no se encuentra semilla nativa. Nuestro maíz lo manteníamos casi sin pesticidas. La tierra es buena acá. Todo se da. Sólo necesitamos la semilla”.

Para Sandra Sánchez la relación entre alimentación sana y la salud es clara: “Quizás aquí en la comunidad no tenemos tanta enfermedad en los niños ya que consumimos maíz sin químicos, pero como falta el agua no podemos sembrar, verduras y hortalizas”.

Cambio climático
En los últimos años un nuevo factor ha venido a generar incertidumbre en la producción local de alimentos: el cambio climático. Wilder Moza, técnico de Cipca y conocedor de las comunidades locales, nos dice que en la zona del Chaco ya se han visto cambios importantes en los últimos diez años. En primer lugar a causa de la ampliación de la frontera agrícola. “El desmonte es causa segura de la sequía extrema en algunas zonas, lluvias esporádicas que hacen que la producción se pierda y a causa de este riesgo las comunidades tienen que salir a buscar trabajo afuera. Por otro lado el exceso de lluvia también ocasiona pérdidas sobre todo en época de cosecha. Sólo queda adaptarse a estos cambios y encontrar medidas de mitigación”.

En marzo de 2019 el río Parapetí alcanzó una cota máxima histórica de 5.09 metros en las cercanías de Camiri. Se registraron numerosos damnificados y pérdidas en los cultivos de la zona. Aún resta evaluar la magnitud del impacto en las comunidades más alejadas.

Guardadores de semillas
Cantalicio Ortíz es guardador de semillas en la comunidad de Salinas a unos 20 kilómetros al sur de Camiri. “Ocho rayas le decían al blanco, avatisanka le llaman al perla, avatiun es el culli (negro), avatikai es el blando, avatipara es el overo, esas eran algunas de las semillas nativas, y todo eso se está perdiendo”.

Variedades de maíz nativo guaraní.

Junto a su esposa, Lucía Torres, ha participado en programas de recuperación de semilla que organiza la FAO y han logrado recuperar unas 7 variedades de semilla nativa de maíz. “Estas semillas las hemos conseguido el 2011. Nos interesaba recuperar la semilla nativa antigua. Ya no queríamos trabajar con el híbrido. Tenemos algunas variedades como el Gateado, el Blando amarillo, el Culli, el rojo Sangre de toro, el Perla grande y chico, el Choclero, el Overo y el Cubano amarillo del criollo (sic). “

Lucía Torres, guardadora de semillas, Salinas.

“Nosotros seleccionamos el maíz en el chaco. Vemos cuáles son las mejores mazorcas y el resto lo dejamos para consumo nuestro y de los animales que tenemos. A mucha gente le interesa este maíz ya que no se encuentra. Parece que sólo nosotros lo estamos manteniendo. Ya nos queda poco maíz para vender. Los últimos kilos se los estamos entregando a comunidades de hermanos para que ellos también multipliquen la semilla”.

Junto con el conocimiento de la semilla y de las labores de labranza Lucía conoce todas las preparaciones que pueden hacerse con los productos cosechados a lo largo del año. “El blando overo lo utilizamos para hacer roscas. El sangre de toro es para hacer la chicha. El negro (culli) es para hacer api morado. El blando amarillo, igual que el overo, lo ocupamos para hacer las roscas, chirriada, piri. El gateado lo ocupamos para hacer chicha, mote pelachi, también chirriadas. El maíz perla lo utilizamos para hacer el somó. El choclero lo tenemos para hacer humintas o para la venta cuando está tierno. El cubano criollo amarillo también nos sirve para hacer el tujuré y la chicha. Es harinoso, sabroso y más blando que los híbridos”. (11)

Según algunos estudios Bolivia cuenta con 7 complejos raciales, 45 razas y centenares de variedades de maíz nativo mientras otros calculan en 77 las razas de maíz en los diferentes pisos ecológicos del país (12).

Bajo amenaza permanente
En tanto que don Abdón Villarroel, David Carrasco, Marcela Gallardo y muchos otros campesinos cultivan con cariño y dedicación las variedades ancestrales de maíz y practican una agricultura a escala humana, el gobierno y el agronegocio en Bolivia parecen ir en un rumbo totalmente opuesto: hacia la destrucción de la soberanía y la seguridad alimentaria.

En 2018 Bolivia comenzó a comercializar biocombustibles a base de etanol, a partir de la caña de azúcar. Adicionalmente, para la producción del llamado biodiesel, se requerirá un gran aumento de las plantaciones comerciales de soya y sorgo. Sólo de soya, según el ministerio de Hidrocarburos boliviano, se espera que la superficie cultivada aumente entre 200 y 250 mil hectáreas en el futuro cercano, las que se sumarían al millón de hectáreas de soya transgénica ya existente en el país.

En abril de 2019 el gobierno boliviano autorizó al Comité Nacional de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para la evaluación de la soya transgénica evento HB4 y soya transgénica evento Intacta, destinados a la producción de aditivos de origen vegetal (13), lo que abre la puerta para que en el plazo más breve se evalúe también la producción de algodón y maíz transgénicos.

El Gobierno sostiene que la producción de biocombustibles, junto a la explotación de los yacimientos de litio y gas, hará crecer el Producto Interno Bruto (PBI) en cinco o seis por ciento. Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sin embargo, la industria de los biocombustibles tiene efectos negativos para la seguridad alimentaria, el medioambiente, y el cambio climático.

En la opinión de Theodor Friedrich, representante de la FAO en Bolivia, destinar tierras para los biocombustibles “es una decisión fatal” que provocará más degradación del medioambiente, mayor afectación de las áreas de bosques y más cambio climático. “También habrá una baja en la producción de alimentos porque también la productividad puede bajar”.

Con ese panorama, aumenta la urgencia por proteger los cultivos autóctonos, cuyas semillas y variedades son patrimonio de todos los ciudadanos y no de empresas privadas y grupos económicos multinacionales.

Rodrigo Lampasona Soruco
Director SOS MAÍZ BOLIVIA

Agradecimientos:
Horacio Brum, Néstor Cuéllar, Wilder Moza, Sisi Jaldin y Martha Borda.

Notas
(1) Para mayor información sobre expediciones SOS MAIZ BOLIVIA visitar: https://sosmaizbolivia.com/ .
(2) La erosión genética se puede definir como la pérdida de las variedades de una especie lo que afecta, en última instancia, a la diversidad biológica de las especies de la naturaleza en su conjunto sean estas animales, vegetales o microorganismos.
(3) Ver: https://sosmaizbolivia.com/2017/05/09/hallazgo-de-maiz-transgenico-pone-en-peligro-de-desaparicion-77-variedades-de-maiz-nativo/ .
(4) La Vía Campesina define soberanía alimentaria como un derecho de los pueblos a definir su política agraria y alimentaria, priorizando la producción local y garantizando a los campesinos el acceso a la tierra, el agua, las semillas y el crédito, ampliando la definición de la FAO de seguridad alimentaria que se focaliza en el acceso a los alimentos.
(5) Ver: https://sosmaizbolivia.com/2018/10/13/entrevista-con-jose-ledezma-sobre-el-maiz-nativo-guarani-en-bolivia-1era-parte/ .
(6) Avatirapua sería un maíz negro redondo conocido por los guaraníes que se habría perdido en los últimos años.
(7) A fines de 2018 la prensa boliviana reportó ampliamente que el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) habría logrado la repatriación de 666 accesiones o tipos de maíz de valor incalculable desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de México.
(8) La agrobiodiversidad o diversidad agrícola engloba por un lado a las especies de plantas y animales cultivadas y domesticadas para la alimentación y otros usos así como a sus parientes silvestres. Por otro lado, incluye a los componentes que sostienen a los sistemas de producción agrícola o agroecosistemas como microorganismos del suelo, depredadores, polinizadores, etc.
(9) Depósito destinado a guardar las cosechas, especialmente maíz, que en el Chaco es de madera y puede ser edificado en altura para proteger el producto de las plagas.
(10) Mortero grande de madera.
(11) Las diferentes variedades de maíz se ocupan para preparar gran variedad de bebidas como el api, la chicha, el somó, el tujuré y platos como el mote pelachi, las humintas y las chirriadas que son similares a los panqueques o tortillas.
(12) Ver estudios de Ávila y Brandolini y José Antonio Serratos.
(13) Decreto Supremo: D.S. 3847 (17 de abril de 2019).

Hallazgo de maíz transgénico pone en peligro de desaparición 77 variedades de maíz nativo

Hallazgo de maíz transgénico demuestra que autoridades no aplican leyes sobre prohibición de transgénicos, advierte la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos

Lunes 8 de mayo, 2017, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Esta mañana representantes de la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos han notificado mediante sendas cartas de denuncia a diversas instituciones en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz por inobservancias e ineficiencias en el cumplimiento de deberes formales en relación al ingreso, cultivo y comercialización de maíz transgénico en territorio nacional. Esta negligencia de las autoridades pone en grave riesgo el patrimonio fitogenético del país y la salud de la población.
El cultivo de maíz transgénico está prohibido por ley mediante una serie de decretos y normativas entre las cuales se cuentan la Constitución Política del Estado en su artículo 255 y la ley nº 144 de la Revolución Productiva. Se incumplen además otras 8 normativas relacionadas con los derechos del consumidor, etiquetado de alimentos y tratados internacionales.
Por miles de años las comunidades originarias de Bolivia han dependido para su supervivencia de semillas propias de maíz, lo cual es un factor determinante para asegurar la seguridad y soberanía alimentaria de los pueblos.
Entre las instituciones del Estado notificadas se cuentan: INIAF (Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal), y el Vice Ministerio de Defensa de los Consumidores y Usuarios.

INVESTIGACIÓN CONFIRMA EL CONTRABANDO DE TRANSGÉNICOS
El pasado 17 de marzo una expedición compuesta por agrónomos, sociólogos, economistas y comunicadores organizada por SOS MAIZ BOLIVIA se desplazó hasta la localidad de Charagua, al sur del departamento de Santa Cruz, donde detectó científicamente –mediante una prueba de laboratorio- la presencia de maíz transgénico Round Up Ready, (RR) resistente al glifosato, en el campo 20 de la Colonia Menonita Pinondi.

Ver Video: https://youtu.be/AXt0J3qF8nY

Rodrigo Lampasona, comunicador del equipo, relata que “desde hace años circulaban rumores que desde Argentina se introducía ilegalmente maíz transgénico de contrabando a Bolivia. Se trataría de maíz Bt resistente al gusano cogollero pero, como lo revela el reciente estudio, también maíz RR resistente al herbicida de Monsanto Round Up Ready cuyo principal componente es el glifosato catalogado recientemente como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud.”
De la misma manera en marzo de este año, en un laboratorio de Santa Cruz varias muestras recogidas en los mercados y cultivos en los alrededores de Charagua, Villamontes y Yacuiba habrían arrojado resultado positivo para la identificación de maíz transgénico. Algunas fuentes indican que el cultivo de maíz transgénico ilegal en territorio nacional ya superaría las 30.000 hectáreas.
Esto revela que las autoridades competentes, INIAF y SENASAG, no están cumpliendo con sus obligaciones legales de protección del patrimonio fitogenético del país y protección de la salud de los ciudadanos.
La vocera de la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos Alejandra Crespo comentó que “la situación es muy grave ya que Bolivia es un país de gran biodiversidad y cuenta con 77 razas de maíz nativo las que están irremediablemente condenadas a la extinción si son contaminadas por el maíz transgénico creado en laboratorio. Además –agrega- resulta inaceptable que en los mercados de Charagua y alrededores se esté vendiendo maíz transgénico en forma directa para consumo humano poniendo en peligro la salud de la población. Las multinacionales al contaminar nuestras semillas buscan controlar a nuestras comunidades destinándolas a la dependencia de semillas importadas de por vida.”
Es conveniente recordar que no existe ninguna prueba científica de inocuidad a largo plazo para alimentación humana con maíz transgénico. Por el contrario, las pruebas de maíz RR NK603 en ratas de laboratorio desarrolladas por el equipo del doctor Seralini en Francia (2012), sí demuestran daños en hígado, riñones y tumores.
Al respecto, la Plataforma Bolivia Libre de Transgénicos, expresó que con esta denuncia se iniciaría una Campaña Nacional e Internacional con el nombre “EL MAIZ ES MI RAIZ”, que busca frenar la introducción, comercialización y manipuleo del maíz transgénico, informando a la ciudadanía acerca de los peligros y exigiendo  el cumplimiento de la Constitución Política del Estado en defensa de una agricultura ecológica y de un verdadero “Vivir Bien”, antes de favorecer a los agronegocios.

Más información en: http://bolivialibredetransgenicos.blogspot.com/

 

Bolivia: centro de origen y diversidad de innumerables cultivos

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La existencia actual de diversos recursos genéticos en Bolivia está asociada principalmente al trabajo de custodia, siembra, selección e intercambio que realizan los agricultores de comunidades indígenas y campesinas.

Este manejo va asociado al uso y multiplicación de la biodiversidad y se contrapone al monocultivo asociado a la utilización indiscriminada de pesticidas y transgénicos del agronegocio, modelo que se complementa con la homogeneización y privatización de semillas y la estructuración del consumo modificando hábitos alimenticios, hacia unos pocos alimentos industriales o productos chatarra que terminan con la salud de la gente.

La consecuencia es también la erosión y pérdida de los recursos genéticos, y la degradación de agroecosistemas.
En 1995, las políticas públicas implantadas en el marco de los lineamientos del FMI y el Banco Mundial, definieron la privatización de la investigación y con ello, de los recursos genéticos. El primer paso fue traspasar las estaciones experimentales del Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA) a las Prefecturas de conformidad a la Ley No. 1654 de Descentralización Administrativa, promulgada el 28 de julio de 1995. Y el segundo paso, crear fundaciones privadas que recibían fondos estatales y otros y que definían lo que se investigaba a través de concursos y la creación del Sistema Nacional de Recursos Genéticos que nunca llegó a funcionar como tal.
En este contexto se perdieron importantes recursos genéticos porque las estaciones quedaron literalmente cerradas y bancos de germoplasma fueron a parar a diferentes espacios o fueron rescatados por algunos investigadores. Mientras tanto los inventarios, accesiones y “salvatajes de material genético” continuaron en Bolivia como siempre, sin que los resultados fueran accesibles. El 17 de diciembre de 2010 el INIAF asumiendo sus funciones de administrar el Sistema Nacional de Recursos Genéticos, agrícolas, pecuarios, acuícolas y forestales, bancos de germoplasma y centros de investigación, recibió los bancos de germoplasma de Proinpa (Granos Altoandinos, Papa y raíces Andinas) y del Centro de Investigaciones Fitoecogenéticas de Pairumani (Maíz, cucurbitáceas, leguminosas). El INIAF fue creado el 2008, incluyendo entre sus principios el respeto a la normativa de prohibición de transgénicos establecida en la Ley Marco de la Madre Tierra, la Ley de Reconducción Productiva Comunitaria y la Constitución Política del Estado.
Hace un poco más de un mes, el INIAF organizó el I Congreso Nacional de Recursos Genéticos de la Agrobiodiversidad, en la ciudad de Santa Cruz, evento en el que se presentaron resultados de investigación en varios cultivos de los cuales el país es o forma parte de centros de origen y de diversidad, entre ellos papa, quinua, maíz, raíces andinas, yuca, copoazú y también recursos zoogenéticos.
Las plantas más importantes para la agricultura se originan en solo una fracción del globo, en áreas llamadas centros de origen, que cubren apenas el 2-3% de la superficie terrestre. Los centros de origen fueron la cuna de grandes civilizaciones en el pasado.
Los centros de origen de una especie de cultivo son aquellas regiones donde se inició su proceso de domesticación y donde existen los parientes silvestres que originaron este cultivo. Estos centros de origen no siempre son los lugares donde se encuentra la mayor diversidad de variedades, porque agricultores de otras regiones pueden haber desarrollado mayor número de variedades de cultivo. Es por ello que la Ley de Reconducción Productiva Comunitaria ha incorporado en el artículo la prohibición de cultivos transgénicos de los cuales la región andina es centro de origen o de diversidad, quedando el maíz transgénico definitivamente prohibido en Bolivia.
Si bien es importante mantener bancos de germoplasma para guardar semillas “ex situ”, la forma más sostenible de preservar la diversidad de los cultivos es conservarlos en su medio. Esto implica garantizar el intercambio de semillas y los sistemas de custodios de los agricultores, fomentar la agroecología y los sistemas agroforestales en lugar de monocultivos y semillas homogéneas. Pero fundamentalmente se hace necesario un trabajo sostenido de educación y concientización que oriente el consumo de alimentos hacia la diversidad en el campo y en la mesa, porque la comida es y porta cultura. Y porque un consumidor responsable con la Madre Tierra y solidario con quienes producen alimentos, recuperando la diversidad, enfrenta la hiperespecialización de los sistemas de producción agroalimentaria de escala mundial es decir al agronegocio.
“América Latina es la región del mundo que tiene mayor diversidad agrícola, es por ello que la introducción de plantas transgénicas tienen un gran riesgo, especialmente por la posibilidad de transferencia de estos genes modificados en las plantas silvestres y las variedades cultivables locales, lo que puede causar graves desequilibrios en los ecosistemas. Los riesgos de transferencia de genes de una variedad transgénica a una especie o variedad pariente, es mayor en los centros de origen y/o diversidad, ya que los genes insertados tienen más oportunidades de pasar a otras plantas donde se pondría en juego los recursos genéticos aún existentes. Una vez que las plantas transgénicas se liberan al ambiente no se pueden contener, el cruzamiento natural entre las plantas emparentadas. La vía principal de escape de los nuevos genes a otras zonas y especies es a través del polen, que puede fertilizar plantas sexualmente compatibles en la zona”.
“El sólo hecho de pretender introducir cultivos transgénicos en centros de origen y de diversidad de estas especies, que son fundamentales en la alimentación y agricultura mundial, debería ser un argumento contundente para rechazarlo. Se debe proteger a las variedades tradicionales y los parientes silvestres (que además de su valor cultural, constituyen la materia prima para el mejoramiento de las variedades modernas). No es cuestión de manejar el riesgo o de saber responder ante emergencias, en casos de contaminación genética, sino de evitar la contaminación; porque la contaminación genética es irreversible, y las vías de contaminación son múltiples, no sólo a través de flujo de genes, sino de contaminación de semillas, de tubérculos (en el caso de la papa y de la yuca), y sobre todo por prácticas culturales que las comunidades indígenas y campesinas, puesto que dentro de sus estrategias de conservación y mejoramiento de la diversidad agrícola, experimentan con semillas nuevas, intercambian y llevan semillas y productos de una región a otra”. (Montoro, Vélez, 2008)

Maíz, frejoles, maní, tomate, tomate de árbol, papa, quinua, cañahua, achira, yacón, isaño, yuca, mora, zapallos y calabazas, pasifloras, entre ellas granadilla, maracuyá y tumbo son algunas de las especies que tienen como centro de origen o al menos de diversidad en Bolivia.

Algunos cultivos de los cuales Bolivia es centro de origen y/o diversidad.

Maíz

La domesticación del maíz así como el desarrollo de técnicas culinarias y de conservación de alimentos, se produjo en la época de las grandes civilizaciones. El maíz habría ingresado a Bolivia en una etapa de domesticación muy temprana y de hecho, en un periodo de evolución precerámico. En Bolivia se desarrollaron bastantes tipos de maíz diferenciados de las especies mexicanas “por haber estado sometidos a patrones evolutivos muy variados, haciendo de la región el centro de diferenciación secundario, con una enorme cantidad de variabilidad genética, especialmente por la diversidad de los granos. Goodman y Brown señalan que del total de 260 razas descritas para América, 132 son originarias de la zona andina”.
Según Gonzalo Avila Director del Centro de Recursos Fotogenéticos de Pairumani, la secuencia evolutiva de los maíces sudamericanos muestra más variabilidad que en México. En Bolivia se cultiva hasta los 3800 msnm. Los maíces bolivianos fueron clasificados en 7 complejos raciales, 45 razas y centenares de variedades, considerando como raza a una población con características comunes que ocupa un área geográfica definida y que ha sido seleccionada para finalidades utilitarias definidas y con características morfológicas y fisiológicas comunes, como los complejos raciales Alto Andino, Amazónica, Perla, Morocho, Harinoso de los Valles Templados, Pisankalla, Cordillera.
Chuquisaca es el centro de mayor diversidad del maíz en Bolivia.
Según investigadores del Centro Pairumani, las razas de maíz boliviano: Hualtaco, Huillcaparu, Kulli, Morocho y Blando Cruceño, poseen elevada importancia económica para el país, debido a su buen potencial comercial y por la demanda originada en los mercados de productos tradicionales. Sin embargo, diversos factores están determinando la erosión genética de los materiales locales, esta erosión se traduce en la desaparición de algunas razas existentes hasta hace pocos años.
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Frejol
En el sur de los andes, especialmente los valles interandinos de Bolivia, se piensa que es un punto probable de domesticación y centro primario de diversidad del frijol común (Phaseolus vulgaris L.). La colección de trabajo de Phaseolus conservada en el Centro de Investigaciones Fitoecogenéticas de Pairumani, consta de 345 accesiones, donde la mayoría de las accesiones son de frijol común, algunas cultivadas y otras silvestres relacionadas.
El frijol común es una leguminosa de grano importante cultivado en muy diversas zonas agroecológicas, especialmente en América Latina. Los recursos genéticos de frijol común consisten en dos grandes reservas genéticas de las accesiones silvestres y cultivadas: la de Mesoamérica, originaria de América Central, México y Colombia, y la de los Andes del sur de Perú, Bolivia y norte de Argentina (Koenig y Gepts, 1989). Los acervos genéticos mesoamericano y andino se sub-clasifican en razas de acuerdo a sus características agronómicas tales como el hábito de crecimiento, así como la adaptación agroecológica. Las variedades nativas andinas han sido clasificadas en tres razas diferentes: Perú, Nueva Granada y Chile.
La forma silvestre del frijol común se distribuye desde el norte de México hasta el norte de Argentina. Las diferencias del frijol común de tipo andino con los de tipo mesoamericano y andinos silvestres sugieren eventos de domesticación independiente de los tipos silvestres locales y un efecto fundador asociado con la domesticación en cada región .
Aparte del valor alimenticio, los frijoles también podrían haber sido domesticados por su valor estético y el uso simbólico. Algunos autores han sugerido que fueron utilizados como una forma de mantenimiento de registros o la escritura no fonética en las culturas precolombinas, sobre la base de las formas y colores de semillas de granos o patrón (Avila et al, 1987; Freyre et al, 1996). En los valles aislados de los Andes, algunos agricultores tradicionales cultivan y mantienen las mezclas de semillas de todos los tamaños y colores, y los niños de las zonas rurales siguen utilizando frijoles con forma esférica conocida como ‘chuis’ como juguetes. Además, los frijoles reventones, especiales del sur de Perú y Bolivia se llaman ‘k’opurus’ o ‘nuñas’, se consume el grano tostado como aperitivo (Tohme et al., 1995).

Ajíes
En Bolivia, se utilizan por lo menos 15 variedades de ajíes nativos pertenecientes a las 5 especies de ajíes domesticados y varias especies silvestres (C. cardenasii, C. eximium, C. microcarpum ), consumiéndose tanto en estado fresco como deshidratado. Sin embargo, muchos presentan una comercialización marginal, ya que son cultivados o recolectados de arbustos silvestres para autoconsumo o distribuidos ocasionalmente a nivel local. El departamento de Chuquisaca es el principal productor de ajíes en Bolivia, representando cerca del 90% de la producción total nacional (3.600 ton/año). En este departamento, las provincias de Tomina (Padilla), Villa Serrano, Hernando Siles y Luis Calvo, presentan los más altos niveles de producción, debido a que el suelo y el clima favorecen el desarrollo de las diversas especies cultivadas.
Los ajíes nativos y los comerciales no nativos y pimientos, pertenecen al género Capsicum y a la familia botánica Solanaceae. Este es un grupo muy diverso encontrándose desde pimientos, pimentones dulces y páprika, hasta una gran variedad de ajíes, desde dulces hasta muy picantes. Muchas especies y variedades de Capsicum tienen actualmente interés comercial en la industria alimenticia, médica y química, no solo por su diversidad de colores, formas y tamaños, sino también por su aroma, sabor y por la presencia de aceites esenciales y variados principios activos (Krishna 2003; TIPS & AUSAID 2004). A nivel taxonómico es considerado un grupo complejo con una alta variabilidad genética, por lo que sus diferentes especies y variedades muestran la amplia gama de colores, formas, sabores y grados de pungencia (IBPGR 1983).
El género Capsicum tiene uno de sus centros de origen en Bolivia y Perú, evolucionando en las regiones andinas más secas y posteriormente migró hacia las tierras bajas tropicales (McLeod et al. 1982; Walsh & Hoot 2001). De las 30 especies en el género, solamente cinco especies han sido domesticadas.
En Bolivia se utilizan diversas especies tanto cultivadas como silvestres de ajíes tanto nativos como más comerciales no nativos, distribuidos en diferentes regiones del país.
El INIAF mantiene 387 accesiones de ajíes y locotos.

Tomate
El centro de origen del tomate es la región andina de Perú, Ecuador, Bolivia, el norte de Chile y las islas Galápagos, donde se encuentran materiales cultivados y silvestres adaptados a una amplia variedad de condiciones climáticas y geográficas. El ancestro común de las formas domesticadas es el Solanum lycopersicum var. cerasiforme, que crece espontáneamente en las regiones tropicales y subtropicales de América.
La diversidad genética de tomate (Solanum lycopersicum spp.) habría disminuido en los últimos años. La Fundación Internacional para el Progreso Rural (RAFI, actualmente ETC), comprobó en 1982 que el 80% de las variedades comerciales del tomate que figuraban en la lista de 1903 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ya no se encontraban en los bancos de semillas, por lo que se habrían extinguido. Dicha pérdida de diversidad se debe a las exigencias del mercado, el desplazamiento de las variedades criollas por los cultivares foráneos y destrucción de ecosistemas lo cual conduce a la erosión genética.

El Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) cuenta con un Banco de Germoplasma de Hortalizas que alberga 61 accesiones de este género, las cuales aún no han sido caracterizadas.

Maní
El maní es una especie originaria de los Andes Centrales y Chaco donde fue domesticado hace unos 4000 años. Los ancestros próximos al maní cultivado se en localizan en el sur de Bolivia, constituyéndose por tanto las proximidades de Villamontes en la cuenca baja del río Pilcomayo, como el centro de origen del maní cultivado. Martin Cárdenas, fundamentado en sus investigaciones científicas y en la cantidad de variedades en estado silvestre, aseveró que el territorio originario del maní, se encuentra en Bolivia entre las vertientes orientales del Pilcomayo y el Parapetí.
El género Arachis incluye al menos 80 especies silvestres utilizadas en los programas de mejoramiento de maní como fuentes de resistencia a plagas y enfermedades y otras características, de las cuales 20 se han encontrado en Bolivia, considerada como centro de domesticación u origen y el resto en Argentina y Paraguay. Dos de las especies silvestres encontradas en Bolivia se consideran como origen del maní cultivado: A. duranensis y A. ipaënsis. Casi todas las especies silvestres de maní tienen algún grado de amenaza, y al menos dos especies (A. rigonii y A. ipaënsis) probablemente se han extinguido en la naturaleza debido a la urbanización y los cambios de uso del suelo.
Debido a su característica de enterrar sus frutos, la tasa de dispersión es extremadamente lenta, lo cual les impide escapar de los graves y rápidos efectos del cambio climático y otras amenazas. Una especie silvestre típica de Arachis fija su semilla no más de 1 m de la planta madre), requiriendo un período aproximado de 1000 años para dispersarse a una distancia de 1 km. Es sembrado por pequeños agricultores y en pequeñas extensiones (de una a dos hectáreas), entre las zonas productoras se encuentran los valles interandinos de occidente, los valles orientales y la zona sur del país.

El Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal, INIAF, administra 1054 accesiones.

Tomate de árbol
El centro de origen del tomate de árbol cultivado podría estar situado en Bolivia, ya que algunas especies silvestres bolivianas han sido identificadas como parientes cercanos de la especie cultivada. En Bolivia, el tomate de árbol es conocido como Lima tomate, Monte tomate, Tomate extranjero o K´ita tomate y su consumo se restringe a aquellas áreas en donde se cultiva. Existe poca documentación sobre su cultivo. Las investigaciones realizadas en Colomi, provincia Chapare, Cochabamba han identificado 16 cultivares nativos y 9 ecotipos, así como información sobre los usos que los productores locales le dan a este frutal.
El tomate de árbol tiene como centro de diversificación la región amazónica del Brasil, donde se encuentran 19 especies de las cuales 8 son endémicas (Lobo, 2008). Tomando en cuenta los estudios de Bohs (1991, 1994), el centro de origen de este cultivo podría situarse en Bolivia, puesto que algunas especies bolivianas han sido identificadas como parientes silvestres cercanos de C. betacea. Luna & Osorio (1993) y Bernal & Días (2003) también sugieren que el probable centro de origen de la especie se localiza en aéreas boscosas del sur de Bolivia y Norte de Argentina.
Esta fruta es cultivada en los Andes Suramericanos en lugares ubicados desde los 1800 hasta los 3000 m de altitud y hoy en día se encuentra dispersa por diferentes partes del mundo. Se sabe que el tomate de árbol se cultiva desde épocas prehispánicas (Bernal & Días 2003).

Los mayores productores de este frutal a nivel mundial son Colombia y Ecuador, donde es conocido como Tamarillo. En Bolivia, el tomate de árbol es denominado como Lima tomate, tomate, Tomate extranjero o K´ita tomate, y su consumo se restringe a aquellas regiones en donde se cultiva.

Papa
La papa fue domesticada hace diez mil años por los ancestros de los agricultores andinos en los alrededores del lago Titicaca entre Perú y Bolivia (CIP, 2008). En la actualidad, las familias de montaña albergan una amplia diversidad de papas nativas distribuidas en agroecosistemas tradicionales. Existe una alerta y preocupación por la pérdida paulatina de variedades nativas, entre ellas la papa en la región andina, por su importancia en la alimentación local y mantenimiento de procesos evolutivos del cultivo. Una alternativa se constituye el fortalecimiento de la conservación in situ de las variedades tradicionales realizada por comunidades campesinas.

La colección de papa boliviana está ubicada entre las más importantes en el mundo por el número de accesiones conservadas. La representación geográfica de la colección del Banco de Tubérculos y Raíces, proviene de siete de los nueve departamentos de Bolivia y de 39 provincias). El germoplasma de papa ha sido conservado desde la década de los años 60 en la Estación Experimental de Toralapa. Al presente cuenta con 1586 accesiones de las cuales 981 es Solanum tuberosum subsp andigena Buk (Tetraploides (4n), reflejando la más alta variación intraespecífica de las papas nativas cultivadas (INIAF, 2014). Éstas se distribuyen o se cultivan en Bolivia en los departamentos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí, Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija, entre los 1900 y 4300 msnm.

Quinua

La quinua es un cultivo nativo de la región Andina y se cultiva entre los 2500 y 4000 msnm. La mayoría de los investigadores coinciden que la quinua es originaria del altiplano que comparten Perú y Bolivia, ya que en dichas áreas se encuentra la mayor diversidad de plantas cultivadas y parientes silvestres. Bolivia es un país rico en cuanto a la variabilidad genética de la quinua, actualmente se tiene 3100 accesiones conservadas en el Banco de Germoplasma de la Estación Experimental de Toralapa procedentes de Bolivia y otros países, las mismas que se encuentran en conservación ex situ para preservar el material genético.

Cañahua
La cañahua (Chenopodium pallidicaule Aellen) es una especie originaria del altiplano de Bolivia y Perú. Los principales lugares de cultivo se ubican en la cuenca del Lago Titicaca donde tiene importancia en la alimentación de las familias por la alta calidad de sus granos, en cuanto a proteína, aminoácidos, vitaminas, fibra y minerales. También es apreciada por sus cualidades medicinales y por presentar tolerancia a factores adversos como sequía y heladas. Asimismo, los subproductos de la planta como la broza, jipi y rastrojos son utilizados como forraje para el ganado ovino, bovino y camélido (Pinto, 2008, Pinto et al. 2008)
Reconociendo la importancia que tiene este cultivo andino, desde la década de los 70’ se iniciaron colectas de semillas en el altiplano de Bolivia y Perú, y se conformó la colección boliviana de germoplasma de cañahua, la cual cuenta actualmente con 801 accesiones y forma parte del Banco de Germoplasma de Granos Altoandinos (BNGA), bajo la responsabilidad del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF). Los resultados indican que existe amplia variabilidad genética en cuanto a ciclo fenológico, tamaño de planta, cobertura foliar, rendimientos e índices de cosecha. Se identificaron variables agromorfológicas que son componentes del rendimiento, que facilitan los procesos de selección y mejoramiento genético. Las accesiones del germoplasma se clasificaron en tres grupos y siete subgrupos.

Las 445 accesiones de tipo Lasta, de ciclo tardío con buenos rendimientos de grano y broza pueden ser utilizados en la producción de semilla y forraje; las 73 accesiones de cañahua silvestre tipo Pampalasta por su precocidad, porte bajo y amplia cobertura foliar pueden utilizarse como cobertura natural en suelos degradados; y las 226 accesiones de tipo Saihua, de buena altura de planta y estrecha cobertura foliar, pueden facilitar la cosecha manual o mecanizada en parcelas de producción.

Achira

La achira es una planta de flores vistosas y hermosas, conocida como ornamental, pero en las zonas rurales de los andes bolivianos, los agricultores cultivan ésta planta para la producción de cormos comestibles. Conocida como papa a chira o Chiri en aimara fue domesticada para diferentes usos, originaria de la región andina y cultivada desde Colombia hasta Bolivia. El género Canna contiene cerca de 55 especies nativas de América subtropical y tropical. Siendo Bolivia, un país que importa más del 90 % del almidón que consume, la achira se constituye en una alternativa promisoria como fuente de almidón nativo para contribuir a la soberanía alimentaria del país.

Yacón
La importancia y potencialidad actual del yacón no es por su valor alimenticio, sino por su contribución a la salud, lo cual radica en la calidad de sus carbohidratos conocidos como
fructooligosacáridos, de pocas calorías y que no elevan el contenido de glucosa en la sangre. Como otras raíces andinas como arracacha (Arracacia xanthorrhyza), achira (Canna edulis), ajipa (Pachyrrhizus sp.), maca (Lepidium meyenii) y mauka (Mirabilis expansa) el yacón ha sido poco estudiado y marginado de programas de investigación, razón por la cual la información aún es escasa, lo que impide un mejor y mayor aprovechamiento de sus propiedades. Grau et al. (2001) señalan que posiblemente la domesticación del yacón comenzó en las zonas de yungas (1000 a 2300 msnm) o zonas montañosas del Norte de Bolivia o el Sur de Perú. De acuerdo a Sevilla y Holle (2004) la diversidad de una especie esta constituida por todas las variaciones genéticas, producto de la diferencia de las especies, no se debe confundir la diversidad genética con la variabilidad genética que es una característica de poblaciones dentro de especies.
La variación entre poblaciones de una especie, más la variación dentro de poblaciones es la diversidad genética total de una especie. Las especies pueden ser más o menos diversas; las características de las poblaciones pueden ser más o menos variables. El INIAF posee 5 accesiones de yacón.
Grau y Rea (1997) mencionan que pese a que la erosión genética afectó al yacón en Bolivia, el cultivo de la especie es muy común todavía en la mayoría de los departamentos andinos del país; Tarija, Chuquisaca, Cochabamba y La Paz. En el departamento de La Paz principalmente en la provincia Camacho y Sud Yungas, probablemente los de mayor superficie cultivada y los de mayor diversidad de germoplasma. En las zonas productoras se ha determinado básicamente dos tipos de sistema de producción de yacón: un sistema en jardín o huerto familiar y un sistema asociado con algún cultivo (principalmente el maíz o Zea mays).
La caracterización de la diversidad genética del yacón por parte del agricultor se la realiza por los rasgos observables de color de la pulpa a nivel de raíz en el momento de cosecha, distinguiéndose tres morfotipos: amarillo, blanco, morado

La forma de consumo de la raíz de yacón en la zona es cruda, no tiene un manejo post-cosecha ni forma de conservación, En cuanto a los usos se destaca el empleo como refresco, alivia la temperatura. El destino de la producción es al autoconsumo, venta y en algunos casos al intercambio por frutas, esto se realiza en la feria de Ticachuri. Las fechas de aparición de yacón o aricoma en los mercados de las ciudades de La Paz y El Alto coinciden con el Corpus Christi en junio de manera muy variable en diferentes gestiones agrícolas.

Isaño

El isaño tiene su origen y diversidad en los Andes, fue conocido por incas y aymaras, como Añu, mashua e isaño.La zona de Candelaria en Cochabamba y la zona circundante al Lago han sido identificadas como zonas de alta diversidad de tubérculos (papa, oca, papalisa e isaño). Se la cultiva asociado a la oca y papalisa, por compartir requerimientos de suelo y prácticas de manejo similares, además de ocupar la misma zona agroecológica. Se trata de uno de los cultivos más adaptados a la ecología andina, ya que su cultivo se extiende desde Venezuela hasta el norte de Argentina y Chile entre los 3000 y 4000 msnm. Se adapta a rangos de altitud muy amplios que van desde 1500 a los 4200 msnm. Está catalogado como el l cuarto cultivo en importancia encontrándose después de la papa, oca y papalisa. Posee cualidades medicinales, sirve como repelente de insectos, nematodos y otros patógenos. Posee un alto contenido de carbohidratos (11% en base fresca), alto contenido de ácido ascórbico (67 mg por 100 g en base fresca) y el contenido de proteína que pueden variar de 6.9-15.9% en base seca.

Yuca
La yuca (Manihot esculenta Crantz), proporciona el sustento de 500 millones de agricultores y un sin número de procesadores y comerciantes de todo el mundo. Según la FAO, es el alimento básico para centenares de millones de personas en el cinturón tropical y subtropical, además de ser una materia prima para numerosas aplicaciones industriales. Existen más de 6.000 variedades de yuca y más de 20.000 accesiones distribuidas en los bancos de germoplasma a nivel mundial. Bolivia cuenta con una variabilidad alrededor de 200 clones locales distribuidos en toda la zona tropical y subtropical del país.

Vavilov indica que la yuca, junto con el caucho, el mate, el mani y la piña tienen como origen el Centro Brasilero Paragiuuayo de plantas cultivadas. Saper considera al maíz como la primera planta cultiva, el sueco Nodenskiold considera a la yuca. Cree que el noroeste de sudamerica es la región donde se originaron las yucas más rústicas y de mas bajo contenido de almidón –no venenosas- hasta alturas de 1500 m, siendo la Amazonia la región de yucas venenosas hasta los 700 m de altitud.

Cacao
El cacao se halla distribuido en Bolivia en los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz, Norte de La Paz y Cochabamba, en forma silvestre y genotipos introducidos. Son tres las regiones productoras de cacao, la más grande e importante es Alto Beni, en el departamento de La Paz, seguido del Chapare en Cochabamba y Baures en Beni. También en el Tipnis se produce cacao silvestre.

El cacao en estado silvestre tiene su origen en la América Tropical (Amazonia) y actualmente es cultivado en todas las regiones húmedas del mundo, en los trópicos de América, África y Asia, 20° al norte y sur del Ecuador.

Copazú
La región Amazónica en general es considerada como el mayor reservorio de recursos genéticos vegetales del mundo, entre los que se encuentran varias especies del género Theobroma, destacándose el copoazú (Theobroma grandifl orum). Se cree que la especie fue diseminada de su centro de origen a las distintas subregiones por la intensa movilidad de los grupos indígenas.
El copuazú es un árbol tropical, que se encuentra distribuido en forma silvestre en la cuenca amazónica, en los países de Perú, Colombia, Ecuador y Brasil. Su importancia económica radica en su fruto, el cual se puede aprovechar ya sea por su pulpa o por la almendra para la agroindustria, la cual se comercializa fresca o procesada, para la fabricación de chocolate y cosméticos. También se puede aprovechar la cáscara como abono orgánico.

En base a la diversidad observada en plantas de cupuazú cultivada en la región norte de Bolivia, es importante considerar ciertas recomendaciones como ser: realizar plantaciones con clones con características sobresalientes en cuanto a producción de pulpa, producción de semilla y tamaño del fruto. Así mismo es importante realizar estudios respecto a la propagación vegetativa de estos clones, además de ejecutar prácticas de injerto, tomando en cuenta las características sobresalientes o deseadas para garantizar la cualidad de las futuras plantaciones.

Mora
Un representante de la gran diversidad existente en el país es el género Rubus, que son pequeños arbustos apoyantes y espinosos con frutos denominados comúnmente “moras”. Este género presenta a nivel mundial aproximadamente 750 especies, de las cuales en Bolivia existen 23 especies de Rubus en estado silvestre, 2 especies son introducidas (R. procerus y R. rosifolius), 2 tienen carácter endémico (R. bullatus y R. briareus), el 80 % tienen frutos comestibles.
Las moras silvestres son conocidas por la población local del Municipio de Colomi, en el Chapare, con los nombres de Khari-khari para arbustos de frutos pequeños y Monte frutilla para arbustos con frutos de mayor tamaño. Los frutos de estas especies se utilizan principalmente como consumo en refresco por ser altamente perecederos, también se usan como colorante de una bebida refrescante llamada api. En la época de mayor fructificación las amas de casa del lugar suelen elaborar mermelada, principalmente con la especie R. urticifolius.
En la medicina popular se reporta que la mayoría de estas especies son utilizadas para curar enfermedades respiratorias, dolores de cabeza, dolores estomacales, de garganta, como antidiarreico, entre otros. Se cree además que puede servir de estímulo al habla de niños pequeños

La región Subtropical del Municipio de Colomi cuenta con diversidad de moras silvestres (8 especies), 2 especies se encuentran en peligro y las demás vulnerables ante la pérdida de su hábitat.

Zapallos
Junto con el maíz y el poroto, el zapallo, fue la base de la alimentación de los Incas, Aztecas y Mayas antes de la colonización española. Se encuentran entre las plantas de cultivo más antiguas de América.
Se han encontrado semillas de calabazas y zapallos de 2600 años de antigüedad en los Cerritos de Indios de la zona este, estos hallazgos son evidencias muy fragmentarias de que pudieron tener algún tipo de agricultura o intercambio con algunos otros grupos indígenas que si la practicaban.
El INIAF posee 483 accesiones de cucurbitáceas (zapallo, joco, escariote, lacayote, achojchas y otras).
José María Boso, en el relato de su viaje en 1815 por el Oriente Boliviano describe algunas como el pabi, relata al enumerar las frutas nativas de la montaña de los yuracarés y en la Chiquitania.
La calabaza es la especie más importante de los trópicos, por su extensión y riqueza varietal. En la época prehispánica se cultivaba desde Estados Unidos hasta Bolivia, por lo que no se puede localizar su centro de domesticación ni sus parientes silvestres, siendo las muestras arqueológicas más antoguas de Mexíco y de la costa del Perú.

Los zapallos son originarios de Argentina, donode crecen parientes silvestres y de donde se extendió por los Andes hasta el Perú.

Pasifloras andinas

49 accesiones de pasifloras andinas (tumbo, granadilla, lokosti, y otras).

Frutales introducidos

Las especies frutales de clima templado en nuestro país, como el duraznero, manzano, peras, vides y otras, ya son conocidas desde la época de la colonia. Éstas se encuentran perfectamente adaptadas a nuestros valles, lo cual es favorable para una mayor ampliación de las superficies y además para introducir variedades nuevas. La gran parte de los cultivos de duraznero y manzano son producidas para consumo en fresco, luego para deshidratado y otra parte destinada para jugos y mermeladas. Según el INE (2008), existen más de 5000 has de frutas de estas especies en el país. La colección de trabajo de frutas de clima templado de la Fundación PROINPA, conserva 161 accesos, distribuidos en 3 géneros, de los cuales la mayoría (117), están concentrados en el género Prunus, seguido de Pyrus y Malus. Se cuenta dentro de estos géneros con 9 especies. La gran parte de estos materiales fueron introducidos de los países vecinos y poseen un gran potencial económico.

Referencias:
INIAF. Memorias del I Congreso Nacional de Recursos genéticos de la agrobiodiversidad. Santa Cruz, agosto 2014
INIAF. Conservación y manejo de recursos genéticos para la seguridad y soberanía alimentaria en Bolivia. Revista cieníifica de investigación info-iniaf. ” año 1 numero 1 y 2, volumen 1. 2013
Alvaro Montaldo. La yuca o mandioca. IICA 1979.
Mathias Jagger, Alejandra Jimenez, Karen Amaya, comp. Las cadenas de valor de los ajíes nativos de Bolivia. Biodiversity International, GIZ, Proinpa.
SENA-FOBOMADE. En Bolivia se cultivó maíz desde la época precerámica. Boletín Especial Enero 2012.
Carlos Hugo Escóbar, Dagoberto Criollo, Wilmer Herrera. Copoazú. Variabilidad y en el pidemonte amazónico.2009.Corpoica.

Ymelda Montoro y Germán Vélez. 2008. Los centros de origen y de diversidad, deben ser regiones libres de transgénicos.

 

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Portada_Principal/Documentos/Bolivia_centro_de_origen_y_diversidad_de_innumerables_cultivos_-_Aportes_en_el_Ano_Internacional_de_la_Agricultura_Familiar